Cada año dentro de nuestra pequeña tribu celebramos el ascenso de la Madre Tierra al plano astral, este ritual tiene como objetivo que dentro de nuestra tribu no olvidemos la importancia que ella tiene en nuestro día a día, pero en los últimos tiempos una facción extremista quiere olvidar este ritual, dicen que los dioses ya no están de nuestro lado y que la Tierra no bendice como antes con cosechas abundantes o con animales propicios para la caza.
Esta facción busca adueñarse por completo de la tribu y la aldea, pero yo pienso que los dioses no se han olvidado, que ellos siguen pendientes de nosotros, pero somos nosotros los que nos hemos olvidado de ellos. En la celebración del equinoccio de primavera los de negro se revelaron, intentaron adueñarse de toda la tribu, y un pequeño bloque de resistencia se formo entre ellos estaba yo.
Pero el día del ataque aquello fue una persecución dura, vi muchos de los míos caer, pero aunque el precio era muy grande sabía que yo podría seguir, esta iba ser nuestra única oportunidad de llegar al templo y hablar con ellos, pedir ayuda y salvar el ritual de la Madre Tierra. Corrí lo más rápido que pude, llegue al templo y el panorama era sombrío, los de negro habían logrado acabar con todos los sacerdotes de la tribu, estaban dispuestos a implantar su filosofías.
Luego recordé que el fuego del centro debe estar siempre ardiendo para ofrecerlo como sacrificio a los dioses, lo encendí y toque la caracola que anuncia el inicio del ritual y mis compañeros recobraron fuerzas y pudieron revertir el dominio de los negros, en eso conecte con ella, la Madre Tierra, ella es más bonita en el plano astral y pude ver a los dioses felices danzando en favor nuestro, sabía que no nos habían olvidado que estaban pensando en nosotros así como nosotros en ellos.
La rebelión de los de negro cesó, pero sabíamos que ese no iba ser el final, pero así como ellos estarían planeando un contra ataque nosotros llenos de esperanza íbamos a estar atentos y resistir, desde ese momento deje de ser aquella pequeña temerosa y me convertí en la guardiana protectora de mi tribu. Con los de negro fuera de la tribu la paz reino, restauramos el culto a los dioses protectores y el ritual de la Madre Tierra siguió como hasta hoy 103 años después.
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